miércoles, 13 de agosto de 2014


HISTORIA DE LA COPLA
Por Iván Pérez Robles

Es la Copla el fruto de la sublime evolución del Arte musical español, enraizado en el sentimiento popular como propio.

Un sentimiento con lágrimas y risas bordadas con acordes, versos y giros de voz a ritmo de guitarras, palillos, pianos o trompetas.


Género artístico que hunde sus raíces en el verso popular, históricamente eterno, desde lo antiguos rapsodas, los juglares medievales, o los artistas de corrales de la Edad Moderna, que en la contemporaneidad ya pasada de nuestro presente, en el que persisten, se convirtieron en divas y divos, que sucedieron las diferentes formas de decir o cantar los sucesos románticos (en el más amplio y artístico sentido de la palabra).
Y fusionándose tendencias tan dispares como la alegre Tonadilla y el elegante Cuplé, nace la Copla, con el trascendente llanto gitano y andaluz, que es el Flamenco, creado de otros llantos también fusionados desde el oriente moro y caucásico en el siglo XVII. Desde las minas profundas de Sierra Morena o las descubiertas de Huelva, a los olivares de Jaén y los barrios de Sevilla, junto al río Guadalquivir y su paso por los pueblos y aldeas de Andalucía, mezclándose con los aires gaditanos y malagueños, empapando en general el Flamenco, de un rico y puro sabor a Andalucía.



Y esta amalgama de sangre y raíces, este invento de tendencias que se entraman y alargan sus ramas por la geografía de esta tierra (en un día llamada "Piel de Toro") que es España, se puso de manifiesto la voz y el personal e intransferible estilo -que intenta igualar su heredera, Concha Márquez Piquer- de una nacida en tierras de Valencia, que con la indiscutible ayuda y devoción de una Tríada que en la Copla es sagrada, Quintero, León y Quiroga, que crearon el Hilo de Ariadna para que se manifestara la primera Copla en el arte de la cupletista Concha Piquer, que hizo del género algo definitivo como auténticos suspiros de los españoles de dentro y fuera de nuestras fronteras: Suspiros de España.

Conchita Piquer, la dama de la copla.
Sucesores de esta Tríada gloriosa de maestros fue otro trío famoso: Ochaíta, Valerio y Solano. En total los seis nombres más importantes entre los autores de Copla de la Historia (existiendo también otros con gran éxito y mérito como para destacar).



Rafael de León,
rapsoda de la copla.

Antonio Quintero. Autor teatral,
el alma del espectáculo.

Maestro Quiroga.
Músico, sangre de copla
Una Copla que, a pesar de beber de otras tendencias, sonaba en un principio todavía a Cuplé y a teatro engalanado. Fueron otros los que llevaron esta moda tan elitista a los patios de vecinas, a los campos de labriegos y a los barrios de obreros, e igualaban musicalmente los palacios con las chozas.

Aquí entra una reina del género, Juana Reina, del barrio sevillano de la Macarena. Reina del cante popular, con una escenificación perfecta con que llenar los escenarios, unida a su voz potente y quebrada.

Juanita Reina.
Pero debían despertar esas simientes flamencas, que llevaba la Copla intrínsicamente desde su creación por Doña Concha Piquer, para permitir al hombre ibérico cantarla, contarla y sentirla suya.

Hasta entonces había hombres que la acariciaban y la poseían, pero no sin cierta o exagerada escenificación, desairada y afeminada, disculpándolo o no, por su arte: Miguel de Molina, contemporáneo en esos años cuarenta de la posguerra de divas emergidas del Cuplé, como Imperio Argentina o Estrellita Castro entre las más grandes. Había otros artistas masculinos exiliados por la guerra como Antonio Mairena o Angelillo, que evolucionó del flamenco a algo más cercano al Bolero español, como subgénero de la Copla.
Estrellita Castro.
Angelillo.
Imperio Argentina.
Miguel de Molina.
Y cuando en una agonía, que no era la que ellos cantaban, sino otra diferente, la de los lamentos ahogados que los flamencos de pura cepa reunidos sentían al ver que sus patios de butacas se encontraban cada vez más vacíos, frente a los teatros a rebosar por todo el mundo de la Piquer, con sus Coplas, éstos encogieron su llanto, pero no su grito, y con él puesto por sombrero -cordobés- entonaron la tonadillera Copla española, no sin argumentar el perfeccionamiento de su arte flamenco.

Juanito Valderrama, también compositor de muchos de sus éxitos, con una larga y prolífica carrera, que le convierten en el Rey de los cantes libres, desde la muerte de su admirado Pepe Marchena, y con un estilo nunca igualado, quizá sí aproximado en su tonalidad de voz por su contemporáneo Niño de Utrera, pero no superado. Antonio Molina, con un estilo único basado en la profunda agonía de su grito eternamente largo y agudo, que le hace un paradigma dentro del cante flamenco libre. Y Rafael Farina, un flamenco puro, gitano de Salamanca, que a ritmo de pasodoble consiguió ser un referente de muchos artistas posteriores y convertirse en uno de los grandes de la Copla.
En la imagen Juanito Valderrama, el torero Curro Romero y Pepe Marchena.
Antonio Molina.

Juanito Valderrama.
Rafael Farina.
Ellos tres, como representantes máximos del cante libre, habían bebido del cante flamenco del enorme cantaor Pepe Marchena o de Pepe Pinto, de la Niña de los Peines o de la Niña de la Puebla.

Y por supuesto, del sumun de la perfección flamenca, reconvertido a la más comercial Zambra: Manolo Caracol, que siendo una estrella indiscutible, se topó con la vehemencia y la gloria gitana -sin serlo, pero sintiéndolo profundamente- y el tronío y la braveza y la rabia alegre y desmedida de Lola Flores (La faraona).

Y con estas fuentes la Copla, reveladora de grandes secretos y romances -aunque tras la escena ocultaba más, algunos a voces- era ya el sentir popular de lo largo y ancho de la España de los años cincuenta y de su cine en blanco y negro, y sus radios en ventanas y bares de barrio.

Lola Flores.
Pero con fama de los cuarenta y cincuenta, la Copla, la pura Copla, no se "masculinizó", hasta la aparición de un taxista, que muy "macho" y muy sobrio, tanto como una botella de vino o una catedral, le cantaba a un buen cocidito madrileño o a su novia en la Verbena de la Paloma. Al ritmo chulesco y gracioso del madrileño Chotis, surge para la copla, llegado desde Logroño, Pepe Blanco.
Y con el surgimiento de la Copla entonada por el varón, con un sentir diferente, pero igual en su esencia, aparecieron en la escena importantes figuras, algunas nacidas del flamenco, como sus antecesores antes mencionados, como Enrique Vargas, "El Príncipe Gitano". Con claro recuerdo en su voz a Caracol, y unos revuelos y colorines en su garganta y sus haceres en el escenario, que le dotan de una personalidad propia y originalmente descarada.
Pepe Blanco.
El Príncipe Gitano.
Y otros nacidos para la Copla, para ser cancioneros, que era en definitiva lo que demandaba el pópulo. Cancioneros, sencillos poetas del cantar como Luis Lucena o Enrique Montoya.
Y entre ellos, impuesto, no sé si por la gracia de Dios, pero sí desde luego por la Gracia y para deleite del propio pueblo español, desde su más humilde hoguera hasta la cumbre del Estado, siendo en definitiva el pueblo el que hace grande a una estrella y lo ensalza a altares transformados en escenarios, pantallas de cine, gramófonos, radios y televisores, refundando una y otra vez la propia Copla, surge como una fuerte tramontana de aire que perdura hasta nuestros días, un fenómeno social, algo nuevo en la Copla, algo insólito dentro de lo tradicional en el gusto del pueblo español, de un cancionero que le canta a lo cotidiano: a una madre, a los ojos de una mujer, al labrador, al marinero, al caballo y al toro, al amigo, a la patria o a la pérdida de un carro, y que solaza al pueblo con ritmos alegres y desenfadados como "El Porompompero"... Manolo Escobar.
Un joven, que en su galante y simpática sencillez, con un cantar cálido y llano, se hace con el corazón de todas las generaciones de ese tiempo, lo mismo niños, jóvenes o ancianos. Lo mismo las mujeres, que se enamoran de él, que los hombres, por el que sienten simpatía. En definitiva, alguien surgido del pueblo (nace en Almería y se cría en los barrios de Barcelona) y que canta para el pueblo, con una estampa familiar -sus hermanos le acompañan a la guitarra-. Alguien con quien el español medio se puede y quiere identificar.

Un cantar con poco llanto y mucha alegría, de la que estaba necesitada la arruinada España, para afrontar el vertiginoso Desarrollismo.

Manolo Escobar supo buscar en el cine de los 60, 70 y principios de los 80, su trampolín para acercarse a su ingente público, que le convierte en ídolo, souvenir de extranjería y artista bandera de la época en definitiva.

Un tiempo en el que sobre todo desde mediados los 60, y fruto del aperturismo franquista hacia el mundo anglosajón, los ritmos "pop" llamados "ye-yé", invaden la musicalidad española.
A partir de 1965, la Copla se comienza a replegar, y los números 1 hacen combatir estas músicas "ye-yés" con cada vez menos Copla y la que queda, casi siempre ligada al nombre de Manolo Escobar, que en tiempos de atrincheramiento de la música popular y el Folklore en general, consigue desbaratar las listas de ventas con temas que calan en la raíz popular: "Mi Carro", "La Minifalda", "Mujeres y Vino", y el paradigma de lo insólito "¡Y Viva España!", que sin ser su mejor canción, en 1973 se sitúa en el absoluto y casi perpetuo Número 1, con casi siete millones de copias vendidas sólo en España, y otras muchas en el extranjero, sólo rebajado a un más que digno 2º lugar en la actualidad, por una canción también sucesora de la tradición popular española, en la voz del dúo "Los del Río", con su éxito internacional "La Macarena".

Pero otros récord avalan el reinado en la Copla de Manolo Escobar: es el artista de cine más taquillero del cine español, el artista que más discos ha vendido dentro de España, y hoy por hoy, quizá sea a sus 75 años y con 49 años de profesión continuada, el decano de los artistas en activo, pues sus discos se siguen vendiendo, sus apariciones televisivas cotizando con gran audiencia, al igual que la entrada a sus espectáculos. Y es que este artista supo, sin cambiar su estilo, pues su sello es inconfundible, evolucionar con el propio cambio del gusto de los españoles.

Así pasó de ritmos aflamencados como la farruca o la zambra, al bolero español, y sin dejar nunca el pasodoble, del que es el máximo exponente, se adentró desde pronto en la rumba y las sevillanas, que resurgen fuertemente en los 70 y 80, cuando triunfa cantando sevillanas la que será la mejor intérprete de este género, María del Monte.
Inauguración de los Juegos del Mediterráneo (Almería-2005).
Últimamente, Manolo Escobar también se ha decantado por las baladas y los ritmos caribeños, con una trayectoria en la que en realidad, ha tocado, en sus más de 700 títulos, casi todos los palos hispanos. Y es que se le puede considerar la Voz de España.
Otros grandes artistas se quedan en el recuerdo entrañable, pero recuerdo, sobre todo por sus apariciones cinematográficas, más que discográficas: Lolita Sevilla (que se ensalzó con la película de Berlanga "Bienvenido Mr. Marshall"), Paquita Rico ("¿Dónde vas Alfonso XII?" o "La Tirana"), Marujita Díaz, Gracia Montes, Imperio de Triana (que hizo de la jota aragonesa su propia copla), Adelfa Soto (hija de La Niña de la Puebla), Carmen Flores (hermana de Lola) y otras muchas con discretas carreras en la actualidad.
Sara Montiel.
Paquita Rico.
Lolita Sevilla.
Gracia Montes.
Podemos destacar por su aceptación popular a una de las más importantes actrices del cine español, con una carrera digamos "seudo- folklórica", pero con grandes éxitos y mucha aceptación popular: Carmen Sevilla.

Y otra no tan discreta, aunque ya retirada, destacó en la Copla como gran figura admirada hasta la saciedad por el pueblo: Marifé de Triana, llamada "la Loba", que interpretó la Copla en el más amplio sentido de la palabra interpretar. Escenificándola con un dramatismo nunca visto en el escenario, y paradójicamente apenas fue explotada en el cine.

Carmen Sevilla.
 
Marifé de Triana.
Mientras la Copla sigue viviendo, no sólo con Manolo Escobar, por supuesto. Todavía perduran mujeres con exitosas carreras, herederas de la tradición de dos fuentes principales, Juana Reina y Concha Piquer, con ganchos hacia otras grandes como Pastora Imperio y otras divas.

Así, y con un sello muy propio cada una, se nos fue hace un año "la más grande", Rocío Jurado, que también transforma la Copla, resultado de una prodigiosa voz y un estilo inconfundiblemente personal, y que ha llevado este género por el mundo con gran éxito. Convirtiéndose en una artista prodigiosa, fuera de cualquier catalogación de estilo, que ha transformado el temario de cantares, contando menos historias y mostrando más sentimentalismo y pasión.
Rocío Jurado.
Junto a ella, y con un estilo radicalmente diferente, más "piqueresco", una elegancia embalsamada en una bata de cola, que pasea por el escenario con una gracia que recuerda tiempos mejores para la Copla, y una raíz más castiza y auténtica en la Copla, Isabel Pantoja.
Y siguiendo con la tradición complicada del perenne Manolo Escobar, con cabos que se atan a Rafael Farina y quizá a Juan Valderrama, estalla con jocosa popularidad y mucho ritmo en sus actuaciones, el torbellino que es "El Fary", que también acaba de dejarnos.
Isabel Pantoja.
El Fary.
Mención aparte dentro de la Copla de los años 60, merecen los llamados niños prodigio, que inventaron una nueva forma de entender la interpretación de la Copla, llegando al gran público a través del cine. El primero, Joselito, "el pequeño Ruiseñor", un niño con voz extraordinaria, que veía su cantar como un niño que se quiere hacer mayor.
Después de él llega un fenómeno, el fenómeno Marisol, una preciosa niña de ojos azules y cabello rubio, con una gracia natural y una potente voz, que le hace evolucionar hacia la madurez. Al contrario que Joselito, ella sí triunfa en su madurez evolucionando a un estilo más pausado e intimista, hasta que decide retirarse todavía muy joven.
Joselito.
 
Marisol.

Y últimamente, nuevas voces que retrotraen a las raíces de la Copla, como las vanguardistas Martirio o la ya veterana María Jiménez, con un estilo peculiar alejado de cualquier convencionalismo. También destaca uno de los maestros de la Copla de los últimos tiempos, con suerte en la canción pero no en la vida, el desaparecido Carlos Cano. Otra mención merece una tonadillera vasca, de San Sebastián: Marián Conde.
Carlos Cano.
María Jiménez.
Diana Navarro, en la más rabiosa actualidad e influenciada por la fuente flamenca de la saeta, ha conseguido gran éxito.

Al igual que una rareza, surgida del más puro arte flamenco andaluz, para entonar la Copla; de él dicen que posee el tronío de Lola Flores y la voz de Rocío Jurado: Falete. Y algún otro cantante más convencional, con un estilo más próximo a la Copla tradicional, pero con un discreto éxito, Carlos Vargas.

Mientras que un arrollo de jóvenes desde los 80, crearon a partir de la rumba catalana que ensalzó mucho antes su principal exponente, el genial Peret, que asumió el liderazgo de lo que había creado Antonio González "El Pescailla".

Y junto con la rumba andaluza, o un híbrido entre ambas, nacen musicalmente los "Chichos", o sus sucesores los "Chunguitos", y otros grupos de éxito como "Azúcar Moreno", "Ketama" o "Estopa".

Peret.

Y últimamente con ritmos de nueva Copla, suena El Barrio.

Y alguien que suena a unos "hiper-rítmicos" Príncipe Gitano o Manolo Escobar: contamos con un fenómeno ya internacional, David Bisbal, que oculto con modas "Pop-rock", deja entrever un regusto a Copla y aflamencamiento, dejándolo claro en temas como "Bulería".

Y es que la Copla no puede morir, porque desde temprano en nuestro recuerdo, todavía presente en nuestros padres y abuelos, se inyectó y se transformó en una tendencia musical, en el Folklore de una nación de naciones.
Unificando culturalmente un país que es España.

David Bisbal.
 
Cancionero recomendado y relacionado
Concha Piquer
Tatuaje / Candelaria la del puerto / Romance de valentía / Picadita de viruela / Mañana sale / Eugenia de Montijo (Concha Márquez Piquer)
Juana Reina
Miguel de Molina
La Morena de mi copla / Suspiros de España
Imperio Argentina
Échale guindas al pavo
Soy un pobre presidiario / Por el camino verde
Pepe Marchena
Los cuatro muleros
La chiquita piconera / A mí nadie me da un beso
Antonio Mairena
Aires de Triana / Tangos de Málaga
La hija de Don Juan Alba
Sombrerito de hule
La Niña de la Puebla
Los campanilleros
Juanito Valderrama
El Emigrante / De polizón / Su primera comunión / Guitarra mía / El rey de la carretera / La hija de Juan Simón / El macetero
Antonio Molina
Rafael Farina
Mi Salamanca / Vino Amargo / Tesoro de coplas / Mi perro Lucero
Manolo Caracol
La niña de fuego / La Salvaora
Lola Flores
Ay, mi sombrero / Cocidito Madrileño / Madrid, Madrid / La Chunga /
La verbena de la Paloma (junto a Carmen Morel)
El Príncipe Gitano
Los Mimbrales / Cariño de legionario / El Guruguru / Tani / Ay mi Dolores
Luis Lucena
Hermano / Españolear
Enrique Montoya
Señorita / A la feria de Graná / Cantares
Manolo Escobar


El Porompompero / Mi Carro / Ni se compra / Mujeres y Vino / ¡Y Viva España! / La minifalda / Madrecita Mª del Carmen / Aquel hijo / Debajo de los olivos / Espigas y amapolas / Yo soy un hombre del campo /
Mis mejores Canciones / Selección antológica del cancionero español
(3 volúmenes).
Paquita Rico
Lolita Sevilla
Coplillas de las divisas / Cántame un pasodoble español / La hija de la Tirana
Marujita Díaz
Banderita / la Tarántula / Mi jaca
Gracia Montes
Maruja Limón
Imperio de Triana
Mesonera de Aragón
Adelfa Soto
La fragua de tu boca
Carmen Flores
Cobarde / Cinco farolas
Carmen Sevilla
El Relicario / Carmen de España / Cariño trianero
Pastora Imperio
Cuna cañí
Marifé de Triana
La loba / María de la O / Torre de arena
Rocio Jurado
Un Clavel / Señora / Como una ola
Isabel Pantoja
Marinero de luces / Se me enamora el alma / Que bonita que es mi niña
Joselito
La Campanera / Doce cascabeles
Marisol
Háblame del Mar / Tómbola / El toro y la luna / Chiquitita
María Jiménez
Se acabó
Carlos Cano
María la Portuguesa
María del Monte
Cántame
Los del Río
La Macarena / Sevilla tiene un color especial
El Fary
Antoñete / Torito bravo
Peret
Borriquito como tú / La noche del hawaiano / Canta y sé feliz
El Pescailla
Una lágrima cayó en la arena (acompañamientos a Lola Flores)
Los Chichos
No me dejes solo
Carmen
Azúcar Moreno
Bandido
No estamos locos
Estopa
Como Camarón
Romance de la Rosa
Diana Navarro
Sola
Amar duele (versiones de Rocío Jurado)
Carlos Vargas
Limosna de Amores
David Bisbal
Bulería

Otras coplas de consideración histórica
Suspiros de España (En tierra extraña)
Triniá

Y sin embargo te quiero

La Parrala

Malagueña

Tu pelo
Amante de abril y mayo
La tarara
Bajo mi cielo andaluz
Antonio Vargas Heredia

A la lima y al limón

Ramito de mejorana

Islas Canarias

Los piconeros
Ojos verdes
Rocío
El beso
No te mires en el río
Macarenas
Los mayorales
Chiclanera
Volveré
Veneno en tu pelo
Valencia
Con las bombas que tiran
Una jaca Cartujana
La Lirio
La falsa "monea"
¡Ay, Maricruz!
Dime que me quieres
No tengas celos
Tengo una hermanilla chica

María Magdalena

No me quieras tanto

Tres veces guapa

Sierra de Luna

Granada
Amigo conductor
Madrid tiene seis letras 

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